Hombre y mujer se sonríen el uno al otro

Varias personas se preguntan por qué razón la gente casadas coquetean. Hacen la falsa suposición de que en relación hacen sus votos, de pronto, se desactiva cualquier juego o viable atracción sexual con cualquier otra persona que no sea un cónyuge.

Flirtear es una válvula de liberación

La gente casadas que se dan cuenta de que el flirteo puede ser una válvula de liberación asimismo tienen la posibilidad de percatarse de que hay mucha presión en el momento en que procuran sencillamente «apagar» lo que ha podido ser un hábito arraigado predeterminado a lo largo de años o décadas. No es que todos precisen flirtear, o que todos coqueteen, pero si la razón por la cual te enamoraste de una muchacha es por el hecho de que era extravertida, bromista y juguetona contigo y con otra gente, ¿por qué razón piensas que entonces ella por el momento no sería de esta manera? ¿De qué forma llegaste a opinar que sería tan simple sencillamente apagar eso?

Los viejos hábitos tardan en fallecer

Los recién en matrimonio, en la mayoría de los casos, solo tienen ojos el uno para el otro, lo que provoca que parezca simple. Pero en el momento en que la energía de la novedosa relación se desvanece y vuelven a sus vidas diarias, los hábitos auténticos vuelven, y tener que combatir para apagarlos puede volverse muy desepcionante. Una de las razones por las cuales la gente casadas coquetean es sencillamente para sostener la diversión en sus vidas y a fin de que estar en matrimonio no signifique perder una sección entretenida y también inofensiva de su alegría en la vida.

Naturaleza de la personalidad

Flirtear es de qué forma varias personas se relacionan con otros. No lo ven como una convidación a la privacidad sino más bien como un medio. Para estas personas, el flirteo no es una ofensa para su cónyuge, en tanto que no se quiere nada malo. En un caso así, el flirteo es inofensivo y también inocente.

Flirtear de casado es una cuestión de nivel

Como es natural, antes que la multitud casada flirtee, probablemente sea una gran idea si resuelven entre sí cuál es la definición de flirtear. Varias personas muy inseguras y recelosas procurarán imponer una regla como «¡No mires a otra persona!» lo que es poco verdadera y también injusto en una cultura que despliega formas interesantes en prácticamente toda clase de mercadotecnia.

Autovaloración

Varias personas casadas coquetean únicamente para cerciorarse de que todavía tienen la aptitud de captar otra gente. Para la mayor parte de la gente casadas, este coqueteo se hace sin la intención de buscar una aventura, sino más bien mucho más como una prueba de que tras todo, «todavía tienen esa magia».

Detallar límites

Es una gran idea charlar con tu pareja sobre lo que piensas que es flirtear y lo que no. ¿Diálogos amistosas? ¿Bailar el tango? ¿Ir al café? ¿Insinuaciones sexuales? ¿Qué hay de los chats on line? Todo lo mencionado podría considerarse una manera de coqueteo y comprender qué nivel le resulta incómodo a tu pareja les deja a los dos tomar resoluciones informadas, así sea cambiando su accionar o a tu pareja haciendo un trabajo en el manejo de la inseguridad y los celos.

Aburrimiento en la relación

El matrimonio necesita trabajo, y la monotonía de la vida diaria puede lograr que la gente casadas olviden flirtear entre sí. En el momento en que un individuo precisa la emoción de flirtear y no la recibe de su cónyuge, o si, por alguna razón, se aburre por el coqueteo entregado por su cónyuge, posiblemente asistan a otra sección por esa emoción. Más allá de que no hay daño en este accionar (siempre y cuando no conduzca a otras cosas), precisamente puede ser un rastro de la necesidad de una mejor comunicación y de quizás progresar un tanto las cosas.

Rompiendo las reglas

Como es natural, si la gente casadas coquetean con otra gente, asimismo tiende a ser una gran idea que coqueteen entre ellos asimismo. Entre los mayores riesgos del matrimonio es llegar a un punto en el que no sienten emoción o en el momento en que sienten que están atascados en una rutina. Varias personas llegan tan lejos para tener miedo que se han desenamorado de su cónyuge, y ahí es en el momento en que se rompen las reglas y los matrimonios.

Flirteando entre sí

De manera frecuente, lo que verdaderamente sucede es una transición a un nuevo género de relación, que va alén de la caza y la persecución de la escena del coqueteo en las citas y que va mucho más bien hacia el campo de la seguridad, la seguridad y el deber. Pero las citas son entretenidas, y cerciorarte de que tú y tu cónyuge prosiguen flirteando, bromeando y saliendo, aun tras décadas de matrimonio puede actualizar esos sentimientos que los unieron en un comienzo.

Expresiones vs. Naturaleza

La iniciativa con el matrimonio es que al decir «Sí» comunmente se incluye la entendimiento tácita de un «¡no lo voy a hacer con absolutamente nadie mucho más!» La iniciativa de la lealtad, de «solo unirme a ti» es integral y común a la mayor parte de los votos maritales. Ese género de acción está bien en la aptitud tanto del marido como de la mujer: siempre y en todo momento puedes supervisar tus acciones. Lo que no puedes supervisar es tu deseo, o sea, no puedes decir «…¡y jamás desearé con absolutamente nadie mucho más!» Si a un individuo siempre y en todo momento le han excitado los bomberos, por poner un ejemplo, la iniciativa de que al decir las expresiones «Acepto» de pronto desactiva esa contestación bioquímica es absurda.

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